Ese pequeño gran hombre
Hace 18 años conocí a un gran hombre.
Me llama “cabeza de melón” u “ojitos de buey”.
Tiene una gran madre, ella me agarra a “chuchas” cada vez que quiere, pero también me cuida, me protege e incluso me sobrealimenta.
El gran hombre es matemático, todo lo contrario a mí que soy humanista. Además es excesivamente estructurado, llorón e histérico, a veces manipulador, pero aún así… es un gran hombre.
Le gusta comer miel e ir a molestar a sus abejas al campo.
Aficionado a los asados, al vino, a la chicha y a su señora esposa.
Al gran hombre lo apodan “mono”, su mamá le llama “Maui”.
El mono tiene un caballo que se llama también mono.
A veces se las da de espiritual.
Cuenta chistes fomes.
Molesta a las amigas de sus hijos con bromas pesadas y poniéndole apodos.
Se burla de su esposa, de sus movimientos, de cómo baila, de cómo se pone al tomar una copa de vino, pero aún así la ama.
En su juventud jugó basketball, y después trato de tocar guitarra, pero sus manos son más campesinas que artísticas, así que se puso a plantar cerezos, eucaliptos, y diversos árboles, incluso creó un pequeño huerto con árboles nativos y lo apodó “Mati”, como la mujer que lo parió.
Es bajo, pero igual es un gran hombre.
Le gusta echarse mucha crema, prender inciensos, cocinar con salsa de soya y consumir cosas diet.
Es un hombre muy peculiar.
Quiere que al morir tiren sus cenizas a un lago cercano a Coyhaique, por medio a que su tumba se olvide. Perdió a una esposa, pero ganó otra. Tiene 4 hijos.
Se esfuerza día a día por darle todo lo que necesitan, por eso se le llenó el pelo de canas.
Quiere irse a vivir al Sur, también quiere irse con su esposa a Katmandú.
Es un cobarde porque sin su familia es nada, pero es un valiente porque hace de todo para que su familia esté bien.
Lleva años trabajando por culpa nuestra… algún día le podré regalar el descanso que se merece.
Feliz cumpleaños Papá...