sábado, junio 03, 2006

MATAD A LAS MUELAS, YO OS ORDENO


El otro día tuve que hacer una visita al dentista. La misión: sacar las muelas del juicio superiores. Resultado: Gaby sin muelas, pero con una cara mas hinchada que la barriga del “Señor Botija”.

No fue tan atroz como me contaban, me pusieron anestesia y yo miraba, mientras el dentista más conocido como “Dr. Chapatín” por mi familia, me decía que no mirara. Después de un rato se rindió, yo quería ver como los instrumentos entraban en mi boca para asesinar a las muelas. Sólo fue capaz de decirme: “las mujeres son curiosas”, yes I am.

Después de una larga lucha contra la muela de la derecha, nació mi hija, la muela que me estaba jodiendo la vida. Se la llevaron a mi papá que estaba en la pequeña sala de espera, que en este caso era la sala “post parto”, y la enferma le dijo: “le presento a su nieta”. Mi papá debe haber admirado a la recién nacida, pero sabía que no todo terminaba ahí, ahora venía la lucha por sacar a la hermana gemela “la muela de la izquierda”.

Advertencia: Por las reacciones del dentista y la enfermera, entenderán que mi familia, por lo general, no tiene contacto con gente normal.

El Dentista estaba preocupado por la música… tenía a unas cantantes hindúes y otras mezclas un tanto exóticas en su computador. Pero, también estaba preocupado por mí, me preguntaba si me dolía o cosas sobre mi vida, para hacer mas amena la situación. Fue ahí cuando se iluminó la ampolleta de mi cabeza - cuidado no me refiero a la que está sobre el asiento del dentista, porque esa estaba prendida desde que me sacaron la primera muela- yo al dentista sólo podía contestarle con murmullos grotescos y guturales, pero el aún así entendía todo. Conclusión: Los dentistas pueden entender a las guaguas.

Debido a la naturaleza de mi descubrimiento, buscaré dentistas con guaguas recién nacidas, y veré su comportamiento con ellas.

Señor Lector: Si no es mucho pedir, puede informarme del paradero de dentistas que sean padres recientes, para verificar si logran entender a sus hijos de mayor forma en lo que lo hacen los padres y madres que ejercen otras profesiones. Desde ya agradezco su colaboración.

No tuve más tiempo para seguir en esta reflexión, porque el dentista ya estaba poniéndome los puntos. Mis hijas, en poder del abuelo.

Gabriela en estos momentos sigue con la cara inflamada y pareciera que su cara normal no planea volver.
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