sábado, marzo 25, 2006

Los nombres


Señoras y señores, el otro día en uno de mis momentos volando, en los me dejo llevar por pensamientos sin sentido y me desvivo analizando la inmortalidad del cangrejo, me acordé de algo, las manías. La mía deja bastante que desear, esta entre lo que podemos calificar como indigno, por lo tanto no hablaremos de eso.

Bueno al punto que voy es que todos tenemos manías o extrañas costumbres, sobre todo cuando de nombres y apodos se trata. Tengo una amiga, Daniela Andrea Parra Espinoza, más conocida como Winnie, y ojo porque en realidad si tu la llamas Daniela no responde, ella solo contesta al llamado de Winnie, es más habla de “Daniela” en tercera persona, como si no fuera ella, cuando estuvimos en el campo noté que me decía “es que a la Daniela le dan el desayuno en la cama”, “es que la Daniela tiene que ordenar la casa”, “es que la Daniela…”, yo sólo reía, me acordé de la Olivia de “Gatas y Tuercas” y que siempre hablaba de Miranda en tercera persona, deduje que al final son los aires de divas que tienen algunas personas.

Otra mujer que tiene cierta particularidad con el nombre es mi amiga Alejandra Paloma Mallea Parker, ella tampoco responde a su nombre Alejandra, sólo contesta al Paloma, pero creo que tiene más aires de diva que la Daniela porque cuando llama a mi casa y preguntan quién es ella no puede simplemente decir “de parte de la Paloma”, ella es un poco más expresiva tiene que decir “de parte de la Palomita hermosa, preciosa” o cualquier sinónimo que indique belleza. Ella se quiere, yo la quiero.

Hay otras a las que el segundo nombre no las acompaña, no les gusta, han gastado parte de su vida ocultándolo, pero la llegada de cuarto medio con el anuario de fin de año, arruino los esfuerzos de toda una vida, en la que ocultaron parte de su verdad (me gusta decirlo de manera dramática al más puro estilo de Carlos Pinto, suena entretenido), a mediados del verano todavía se quejaban algunas por la impresión en páginas entregadas a todo un Colegio, con el “segundo nombre, su peor enemigo”. Lo peor de todo es que a veces ese nombre viene de caprichos y egocentrismos de sus padres. Por ejemplo el padre de una de ellas se llama Alfonso, y por esto creyó apropiado ponerle a su hija Alfonsina, discúlpenme pero no hay excusas para cagarse a la hija así. El segundo nombre de otra es Magali, lo encuentro muy de teleserie mexicana, hasta se ven los charros cuando ella pasa.

Conclusión: todos tenemos costumbres con respecto a los apodos y nombres. A mi no me gusta cuando escucho a mis papás me llamarme “Gabriela”, porque eso hasta el día de hoy significa que viene un reto o sermón semi fatalista al ataque, algo de lo que todos siempre queremos escapar.

En la foto: Algunas mujeres que tienen que ver con esta historia de los nombres. Paloma, Karina, Natalia y Winnie.
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